En todo el mundo se celebran loterías con regularidad. El gran dinero, por supuesto, atrae a los tramposos y a los escándalos de la lotería. Infórmese sobre las loterías en vabose.com y obtenga asesoramiento.
La combinación ganadora
Se produjo un escándalo en el estado de Pensilvania. El presentador de la lotería y sus cómplices consiguieron colarse en la sala con las bolas y les inyectaron a todas menos a la 4 y a la 6 con una jeringa de pintura. Esto los hacía más pesados y los tramposos hacían grandes apuestas sobre las posibles combinaciones de los dos números.
A causa de la pintura, todas las demás bolas del sorteo apenas se elevaron, y sólo la 4 y la 6 llegaron a la salida de la máquina de lotería. El fraude se descubrió y el presentador y el representante de la lotería acudieron a los tribunales.
Niños con los ojos vendados
En los años 90, el sorteo de la Lotería de Milán se realizó con niños con los ojos vendados. Se acordó con ellos sacar sólo ciertos números. Y para poder distinguirlas, las bolas se calentaban o se congelaban.
La estafa duró cinco años. Durante ese tiempo, los estafadores ganaron más de 170 millones de dólares. Se produjo un grave escándalo y la gente exigió que se retirara a las personas de las máquinas de la rifa. Sin embargo, los organizadores no cambiaron nada y el incidente se fue olvidando. Mientras tanto, las máquinas de lotería fueron perdiendo popularidad.
Ganar en cinco minutos
En 2006, Zhao Liqun, de China, se dio cuenta de que los boletos podían comprarse en una caja registradora en los 5 minutos siguientes al anuncio de los números ganadores. Como trabajaba como gerente de tiendas de lotería, no tuvo problemas para llevar a cabo la estafa. Aunque Zhao no recibió las ganancias, se descubrió el fraude. Lijun perdió todos sus bienes y fue condenado a cadena perpetua.
Un astuto guardia de seguridad
El protagonista de este escándalo era el subdirector de seguridad de una lotería estadounidense. A pesar de su posición, actuó con bastante imprudencia. La cuestión es que la empresa regaló entradas a los empleados, que debían distribuir en tiendas y puntos de venta.
Pero Remmele Maziq decidió hacer las cosas de otra manera. Todos los boletos eran tarjetas de rascar. Maziq simplemente lo borraría. Y si el billete era perdedor, lo tiraba. Las ganadoras, las cobró. Al mismo tiempo, el guardia de seguridad sólo cobró billetes de hasta 500 dólares, para no solicitar las ganancias en persona. Como resultado, la estafa quedó al descubierto y el tribunal ordenó a Remmele que devolviera casi 500.000 dólares a la empresa y lo condenó a una pena de prisión de 37 meses. Los abogados del estafador trataron de demostrar que no había recibido todas las ganancias de estos billetes, pero la pena no cambió.