Hoy en día, los deportistas profesionales no solo destacan en el campo de juego, también son inversores estratégicos fuera de él. Con carreras que muchas veces duran pocos años, numerosos atletas recurren a las inversiones como una forma de garantizar su estabilidad financiera a largo plazo. Desde la creación de fondos de capital riesgo hasta la adquisición de bodegas y startups tecnológicas, sus decisiones revelan una comprensión clara del mercado y del valor de su marca personal.
De la cancha a la sala de juntas: atletas como visionarios del negocio
Un ejemplo destacado es Kevin Durant. Más allá de sus logros en el baloncesto, Durant se ha consolidado como un inversor de riesgo serio. A través de su empresa Thirty Five Ventures, ha invertido en una amplia gama de startups tecnológicas, desde servicios de entrega hasta plataformas de criptomonedas. Su sentido estratégico y sus alianzas le han permitido construir una cartera diversificada valorada en decenas de millones.
Serena Williams, reconocida mundialmente por su dominio en el tenis, lanzó Serena Ventures, una firma que ha invertido en más de 60 empresas, muchas lideradas por mujeres y personas de color. Su enfoque no solo busca rentabilidad financiera, sino también promover la inclusión en el mundo emprendedor. Esta estrategia con propósito la ha posicionado como una de las atletas inversoras más respetadas de la actualidad.
Tony Parker eligió otro camino. El exjugador de la NBA se aventuró en la viticultura, adquiriendo el Château Saint Laurent en el Valle del Ródano. Su bodega no solo produce vinos de alta gama, sino que también se ha convertido en un proyecto cultural que combina tradición francesa con branding moderno. Parker participa activamente en cada etapa del proceso, desde la cosecha hasta el posicionamiento en el mercado.
Diversificación e identidad en las decisiones de inversión
La variedad de estas inversiones refleja más que una estrategia financiera: muestra cómo los atletas construyen una identidad empresarial alineada con sus valores personales. Durant apuesta por la innovación, Williams por la equidad, y Parker por el patrimonio y el estilo de vida. Estas decisiones amplían su influencia del deporte a la cultura y la economía.
Lo importante es que no se trata de proyectos secundarios. Estas iniciativas están totalmente integradas en la imagen pública de los atletas, quienes participan en conferencias de negocios, cumbres de inversión e inspiran a nuevas generaciones de deportistas a hacer lo mismo. La era del patrocinador silencioso ha terminado: hoy, el atleta es también empresario.
Esta visibilidad también impacta en el comportamiento del consumidor. Los fans tienden a apoyar negocios vinculados a figuras deportivas admiradas. Es lealtad de marca por asociación, una herramienta poderosa en el marketing actual.
Restaurantes, startups e inmuebles: clases de activos preferidas
Los atletas a menudo comienzan invirtiendo en sectores relacionados con su estilo de vida, como la gastronomía. Los restaurantes ofrecen visibilidad y tangibilidad. LeBron James invirtió en Blaze Pizza y ayudó a convertirla en una cadena importante mediante redes sociales y acciones de prensa. Estas inversiones ofrecen más que ingresos: representan extensiones públicas de su marca personal.
Las startups tecnológicas también tienen gran atractivo. Además de Durant y Williams, deportistas como Andre Iguodala y Carmelo Anthony han invertido en fintech, salud digital e inteligencia artificial. Estas decisiones combinan la búsqueda de altos retornos con una lectura acertada de las tendencias del futuro. No es raro que tomen asientos en juntas directivas o roles de asesoramiento.
El sector inmobiliario sigue siendo una base sólida en sus estrategias. La inversión en propiedades ofrece estabilidad e ingresos pasivos, ideales para atletas en transición. Desde apartamentos de lujo en Miami hasta proyectos comunitarios en sus ciudades natales, muchas de estas iniciativas también tienen un componente filantrópico.
Más allá del ingreso: inversión con propósito
Lo que distingue a estas inversiones es su intención. Los atletas eligen proyectos que reflejan su historia, sus raíces o una visión a largo plazo. Por ejemplo, las inversiones de Magic Johnson en cines y cafeterías formaban parte de una estrategia de revitalización urbana, enfoque que hoy otros replican.
Este tipo de inversión trasciende el retorno financiero. Se trata de construir un legado. Ya sea Durant apoyando emprendedores minoritarios o Parker promoviendo el vino francés, estas acciones ayudan a definir cómo serán recordados: no solo como atletas, sino como figuras influyentes en los negocios.
El mensaje es claro: invertir no es solo una decisión económica, sino cultural. Los atletas están redefiniendo lo que significa retirarse: no es alejarse, es asumir un nuevo rol.

Detrás del éxito: el papel de los asesores financieros
Aunque algunos atletas gestionan sus inversiones activamente, muchos cuentan con asesores financieros especializados. Estos profesionales ayudan a navegar mercados complejos, evaluar riesgos y planificar la preservación del patrimonio. Su rol se ha vuelto esencial a medida que los deportistas se diversifican hacia sectores menos conocidos como la biotecnología o la inversión internacional.
La colaboración suele comenzar temprano en la carrera deportiva. Los mejores asesores no solo manejan contratos y temas fiscales, también definen estrategias de inversión a largo plazo. Esta previsión marca la diferencia entre un éxito momentáneo y una seguridad financiera duradera.
Hoy existen firmas dedicadas exclusivamente a atender a deportistas, con servicios que combinan gestión de estilo de vida y crecimiento de capital. Desde fondos a medida hasta acceso a oportunidades exclusivas, este ecosistema se ha profesionalizado notablemente en la última década.
Educación y empoderamiento como nueva tendencia
La educación financiera es una tendencia en crecimiento. Cada vez más atletas asisten a cursos de negocios, bootcamps de inversión o grupos de mentoría. El objetivo no es solo delegar decisiones, sino entenderlas. Las ligas y asociaciones de jugadores también han implementado programas de formación financiera.
Este empoderamiento permite que los atletas no sean simples receptores de riqueza, sino protagonistas activos en su gestión. En un escenario de activos digitales y leyes fiscales cambiantes, la información será clave para el éxito.
En última instancia, este cambio representa una evolución más amplia: del atleta como producto al atleta como empresa. Y en un mundo donde la influencia es una moneda, esta transformación apenas comienza.